Alejandra Parra y Carlos Andrés Rodríguez* - Revista Reportero Industrial
Los beneficios en salud ocupacional, obtenidos al robotizar procesos, son decisivos para disipar las reservas frente a la implementación de estos equipos.
Los beneficios en salud ocupacional que obtiene una empresa al robotizar un proceso repetitivo son un factor decisivo para disipar las reservas que aún existen frente a la implementación de este tipo de proyectos, incluso más allá de las ventajas en términos de productividad y eficiencia.
La implementación de soluciones robóticas es una opción que, a diferencia de hace diez años, ahora es viable económicamente para gran parte de las empresas. El éxito de los robots industriales hace mucho superó los límites de las ensambladoras automotrices, hoy las fábricas de todos los sectores agradecen sus beneficios en las finanzas y en la seguridad de sus operaciones.
De acuerdo con cifras de la Federación Internacional de Robótica (IFR, por su sigla en inglés) para finales de 2017, América Latina registraba 42.041 robots industriales instalados. Aunque en la región el 99 % de estas soluciones han sido implementadas en tres países —México, Brasil y Argentina—, empresas en Colombia están empezando a creer en los beneficios de la robotización de tareas repetitivas, que además de ser foco de ausentismos laborales cada vez menos personas quieren realizar.
La solución a la inestabilidad en la productividad
CAV Robotics, proveedor de soluciones robóticas y distribuidor del fabricante alemán Kuka, le ha apostado a acompañar a las empresas, en Colombia y en América Latina, en la implementación de proyectos de automatización. Fabricantes de diversos sectores, que van desde la producción de aceros hasta compañías del sector de alimentos y bebidas, plantean estos proyectos en búsqueda de innovación y eficiencia. También pretenden resolver problemas relacionados con el cumplimiento de objetivos de producción, pues cuando una tarea es proclive a generar lesiones e incapacidades en los operarios mantener la continuidad de la línea puede convertirse en un dolor de cabeza para el gerente del área.
Este trabajo nació para mejorar la calidad de vida de nuestros colaboradores, ya que la manipulación de algunos elementos requerían de grandes esfuerzos físicos debido a su peso, por lo que empezamos a buscar soluciones tecnológicos que nos apoyaran en este proceso".
Franco Rachello, director de proyectos de Acesco.
Acesco, fabricante de materiales de acero para la construcción y de estructuras metálicas, integró dos brazos robóticos Kuka para automatizar el proceso de apilado de perfiles en su planta de producción ubicada en el departamento de Atlántico, en Colombia. El proyecto, ejecutado por CAV Robotics, tuvo dos objetivos centrales: garantizar la seguridad de los trabajadores y aumentar la productividad de la empresa. “Este trabajo nació para mejorar la calidad de vida de nuestros colaboradores, ya que la manipulación de algunos elementos requerían de grandes esfuerzos físicos debido su peso, por lo que empezamos a buscar soluciones tecnológicas que nos apoyaran en este proceso”, explica Franco Rachello, director de proyectos de Acesco.
Los lotes que manipulaban los operarios en esta fábrica, en turnos de ocho horas, podían llegar a pesar hasta 100 kilogramos. Por lo tanto, involuntariamente los trabajadores generaban una disminución en la velocidad de la línea de producción o paradas durante los tiempos de descanso. Con la implementación de los robots, la compañía logró aumentar de forma significativa su productividad: la velocidad de la línea pasó de 40 m/min a 85 m/min, y la producción mensual de perfiles pasó de 3.000 a 5.000 toneladas. Los beneficios también incluyeron el costo mínimo en mantenimiento —luego de ocho meses no se ha registrado ninguna falla en los equipos— y la reducción en los tiempos de entrega a los clientes.
El valor del trabajo humano
El temor de los trabajadores a ser reemplazados por equipos robóticos persiste en países como Colombia, donde el número de estas soluciones en la industria aún es mínimo en relación con las potencias industriales de la región —según cifras de la IFR, para finales de 2017 Colombia tenía 149 robots industriales, México 27.010—. Sin embargo, al llevar a la práctica estos procesos, el personal disipa estos miedos y comprende su implicación más significativa: con los robots las personas se pueden concentrar en tareas que son más valiosas para los objetivos de una compañía.
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